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falta de deseo sexual femenino

Por Qué Se Te Fueron las Ganas ¿Y Por Qué Nadie Habla de Esto?

Cuando Tu Cuerpo Dice "No" y Tu Mente Dice "Deberías"

Déjame preguntarte algo sin rodeos: ¿cuándo fue la última vez que sentiste deseo sexual real? No la versión de "bueno, ya que estamos". No el "lo hago para que no se enoje". Hablo de ese deseo que te cosquillea el estómago, que te hace anticipar, que te hace querer.

Si la respuesta es "no me acuerdo" o "hace demasiado tiempo", quiero que sepas algo crucial: no estás rota.

Tu cuerpo no está fallando. Tu libido no está muerta. Lo que pasa es que nadie te dijo que el deseo femenino no funciona como un interruptor. Y definitivamente nadie te preparó para el día en que descubrirías que fingir entusiasmo es más fácil que lidiar con la decepción en los ojos de tu pareja. ¡Auch!

Hablemos de lo que realmente está pasando.


La Historia que Nadie Cuenta

Ana tiene 38 años. Gerente de proyectos, madre de dos, pareja desde hace 12 años. Su día termina a las 11 PM, cuando finalmente guarda el último plato y revisa que las mochilas estén listas para mañana.

Cuando su pareja se acerca en la cama, Ana siente que algo dentro de ella se apaga. No es que no lo quiera. No es que haya dejado de amarlo. Es que está agotada de una forma que el sueño no arregla.

Pero decir "no" significa: la conversación incómoda, la tensión al día siguiente, la culpa que le carcome porque "las parejas sanas tienen sexo regular".

Así que dice que sí. Se deja tocar. Hace los ruidos correctos en los momentos correctos. Y mientras su cuerpo está ahí, su mente está planeando el desayuno de mañana.

Esto no es intimidad. Esto es supervivencia.

Y Ana no es la excepción. Es la regla que nadie admite en voz alta.


Los Tres Asesinos Silenciosos de Tu Deseo

1. El Estrés No Solo Te Cansa, Te Apaga

Piensa en tu deseo sexual como una planta. Necesita espacio, luz, agua. Ahora imagina que sobre esa planta apilaste:

  • La lista mental de pendientes que nunca termina
  • Las preocupaciones de dinero
  • La coordinación de horarios, citas médicas, cumpleaños
  • La presión de ser buena en todo: empleada, madre, pareja, amiga, hija

¿Qué planta sobrevive bajo 50 kilos de concreto?

El cortisol (tu hormona del estrés) y el deseo sexual son enemigos mortales. Cuando tu cuerpo está en modo "sobrevivir", el placer es un lujo que no puede costear.

La verdad incómoda: No vas a tener ganas mientras tu cerebro esté gritando "¡ALERTA ROJA!" las 24 horas del día.

2. Se Convertirtieron en Compañeros de Cuarto que Tienen Sexo

¿Cuándo fue la última vez que tu pareja te preguntó algo que no fuera logístico? ¿Que te miró a los ojos más de 3 segundos? ¿Que hicieron algo juntos que no fuera ver Netflix mientras revisan el celular?

El deseo femenino (sí, en la mayoría de las mujeres) no es autónomo. No prende porque sí. Necesita conexión emocional como combustible.

Si tu relación se convirtió en:

  • "¿Recogiste a los niños?"
  • "¿Pagaste la luz?"
  • "Oye, hace tres semanas que no..."

No hay chispa. Hay coexistencia.

Y el sexo sin conexión emocional se siente como un trámite más en tu lista.

3. Los Mensajes Que Te Metieron en la Cabeza Están Saboteándote

Seamos brutalmente honestas: a las mujeres nos criaron con la idea de que:

  • El deseo "excesivo" es de mujeres casi "ninfomanas"
  • Una buena madre/esposa está disponible, no hambrienta
  • El sexo es algo que "das", no algo que tomas para ti
  • Tu placer es secundario (o directamente irrelevante)

Estos mensajes no desaparecen solo porque ahora "sabemos" que son mentira. Están ahí, en el fondo, funcionando como frenos de mano invisibles. Son inconscientes y super tóxicos.

Y encima, probablemente no tienes ni idea de qué te provoca excitación realmente. Porque nadie te enseñó a explorarte, a tocarte sin culpa, a pedir lo que necesitas.


La Salida (Que No Es lo Que Te Imaginas)

Aquí está la noticia que cambia todo: recuperar tu deseo no empieza en el dormitorio.

Empieza contigo.

No con "lingerie sexy" ni "date nights" forzados. Empieza con:

1. Recuperar tu energía. Tu deseo no puede existir donde no hay espacio ni aire. Necesitas tiempo para ti, sin negociación, sin culpa. Aunque sea 20 minutos al día donde nadie te necesite.

2. Reconectar con tu pareja como humanos. Conversaciones reales. Risas. Novedad. Sorpresa. El deseo no florece en la rutina.

3. Desmantelar la mierda que te enseñaron. Cuestionar cada creencia sobre tu sexualidad. Permitirte explorar qué te gusta sin que nadie te juzgue (ni siquiera tú).

4. Quitarte la presión de encima. La paradoja más cruel: cuanto más te presionas por "tener que desear", menos deseas. Tu libido no responde a exigencias.


Esto Es lo Que Nadie Te Dice

Tu deseo no le pertenece a tu pareja.
No es tu "deber conyugal".
No es evidencia de que eres buena o mala mujer.

Tu deseo es tuyo. Completamente tuyo.

Y cuando lo reconectes desde ahí, desde tu verdad y no desde la obligación, todo cambia. La intimidad con tu pareja se vuelve real, no actuada. El sexo se convierte en algo que quieres, no en algo que debes.


¿Lista Para Dejar de Fingir?

Si todo esto resonó contigo hasta los huesos, tengo algo para ti.

Creé el Workshop "Reset Erótico para Mujeres" precisamente para esto: un espacio sin juicios donde vas a desmantelar las presiones, identificar qué está matando tu deseo, y construir las condiciones reales para que las ganas vuelvan.

No es terapia de pareja. No es "cómo complacer mejor".
Es sobre TI. Tu placer. Tu verdad. Tu deseo auténtico.

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